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miércoles, 8 de octubre de 2014

Que facebook no mate tu autoestima.




Aquí hay siete señales a las que debes permanecer atento si no quieres que tu autoestima acabe hecha pedazos en tus visitas al ciberespacio:


1. ¿Las redes sociales perturban tus pensamientos e interacciones en el “mundo real”?

Si te sientes preocupado o incómodo cuando eres incapaz de acceder a las redes sociales o a tu mail, es probable que tu dependencia a las redes esté afectando a tu autoestima. Además, si lo primero en lo que piensas en la mañana es en checar tus notificaciones o te das cuenta de que no sueltas tu teléfono aunque estés teniendo interacciones cara-a-cara, seguramente quiere decir que las redes están invadiendo tu vida y están impidiendo que te relaciones. Quizá es tiempo de pisar el freno y volver a tomar el control de tu vida.

2. ¿Las redes sociales afectan tu estado de ánimo?

Si este hábito voyeurístico está afectando tus pensamientos y sentimientos sobre ti mismo, seguramente está dañando tu autoestima. Un nuevo estudio ha encontrado fuertes vínculos entre las redes sociales y los desórdenes alimenticios. Las mujeres que pasan más tiempo conectadas a Facebook tienen una más alta incidencia de “comportamiento enfocado en la apariencia” (como la anorexia) y tienden a ser más ansiosas y conscientes de su cuerpo. Lo que es más, 20 minutos en redes sociales son suficientes para que un usuario empiece a preocuparse por su figura y su peso. Mientras más vacía sea tu vida personal, más te verás atraído por el mundo virtual, la gente aburrida y solitaria tiende a pasar más tiempo conectada, que aquellos que están ocupados y activos.

3. ¿Tus interacciones en la vida real se han vuelto difíciles y estar solo es angustiante?

Si estás luchando por lograr hacer conexiones cara-a-cara o tienes problemas para comunicarte, puede que las redes sociales tengan la culpa. Estudios señalan que las redes sociales son un camino para volver las relaciones más superficiales y emocionalmente más desapegadas. Campbell explica que “las redes sociales son una forma muy perezosa de hacer relaciones e impacta en nuestra incapacidad de estar solos. Tenemos una generación de niños creciendo sin saber qué es estar sentados solos porque el ruido social no para. Están perdiendo la idea de lo que es esperar por información. No conocen la idea de pasar tiempo solos o tener paciencia. La tecnología nos permite tener conexiones cuando queremos sin tener que esperar, pero nunca seremos capaces de acurrucarnos con la computadora en la noche. El contacto humano sigue siendo una necesidad psicológica fundamental.

4. ¿Sientes envidia por lo que los otros publican?

Cuando estás deprimido es fácil volverse celoso acerca de lo que otras personas publican sobre su vida, sobre todo imágenes de felicidad y éxito. Es importante recordar que lo que estás viendo es sólo un leve detalle de la vida de alguien, que la mayoría de las veces está siendo embellecida y está basada más en la fantasía. Cuando estas imágenes empiezan a envenenar la forma en que ves tu propia vida, puede que sea momento de apagar la pantalla.

5. ¿Disfrutas con el infortunio de otros?

Si encuentras que estás feliz mientras otros se sienten miserables en las redes sociales, quizá deberías empezar a preguntarte si esto esto es saludable psicológicamente para ti. Puede que sólo estés valorando tu propia miseria e infelicidad comparándola con la de los demás. Incluso aquellos que publicitan sus tragedias lo hacen porque ansían atención para levantar su autoestima. Si llegas al punto en que necesitas reparar tu ego vulnerado recibiendo likes, quizá sea momento de meterte en un régimen de dieta de redes sociales.

6. ¿Mides tu éxito a través de los demás?

Chequeo de realidad: tu número de contactos o likes no equivale a tu éxito en la vida. Las redes sociales sólo muestran el proceso de edición de una vida, muestran lo que las personas escogen revelarnos a través de un filtro que hace parecer todo más brillante. Todo el tiempo estás contando una historia, tú decides si es una historia de éxito o de fracaso, pero eso no implica que tenga que coincidir con tu realidad. Es más útil hacer cambios en la vida real que gastar el tiempo construyendo tu imagen en Facebook.

7. ¿Eres adicto a la atención y al drama?

Es fácil quedar envuelto en el drama y los jugosos chismes de las redes sociales, en especial cuando a tu vida real le hace falta emoción. Pero éste puede ser un juego peligroso donde la gente realmente termina lastimada. Estudios muestran que Facebook contribuye a generar celos dentro de las relaciones y su uso excesivo puede de hecho dañar tus relaciones en virtud del hecho de que información que una persona normalmente no compartiría se vuelve de dominio público. Esto lleva a algunos a tomar medidas desesperadas, como volverse “investigadores privados amateurs” mientras se embarcan en una búsqueda por encontrar material incriminador. Deberías gastar tu tiempo en búsquedas reales que beneficien tu autoestima en vez de minarla.

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