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jueves, 13 de febrero de 2014

El síndrome del desempleado y la autoestima

¿Existe este famoso síndrome que en esta época se ha hecho muy famoso? Es obvio que con la climática económica que atraviesan varios países ha salido este nuevo síndrome el cual padecen muchas personas.

Primero, tomémonos la libertad de investigar que es un síndrome.

En medicina, un síndrome es un cuadro clínico o un conjunto sintomático que presenta alguna enfermedad con cierto significado y que por sus características posee cierta identidad; es decir, un grupo significativo de síntomas y signos (datos semiológicos), que concurren en tiempo y forma, y con variadas causas o etiología.



Ahora, tengo que ir a favor de este "Sindrome" pues existen patrones psicológicos que han presentado los "nuevos" desempleados de nuestra era. 


Muchos expertos de todo el mundo coinciden en relacionar la falta de trabajo con el aumento de trastornos psicológicos y de otras enfermedades (hipertensión, asma, accidentes cardiovasculares, estres, etc), la virulencia del síndrome del desempleado tiene mucho que ver con la percepción que la sociedad tenga del paro y la situación económica del propio país.


Es decir tenemos dos opciones, echarnos a morir o decir. "X" la vida sigue.

Ahora bien, ahondando en el tema, existe toda una explicación para este sindrome, qué se basa en explicar como una persona "útil" al momento de ser despedido del trabajo que poseía, se siente relevado en una escala de utilidad para la sociedad, y se siente así mismo como una persona que tiene mucho por dar pero que no puede, y solo refiere a un estorbo al consumismo. (Es decir, puede anhelar algo para comprar, pero sabe que no tendrá dinero para hacerlo y le eso le hará sentir mal).







Los efectos psicológicos son diferentes según la edad de las personas desempleadas. Una perdida de autoestima se da en todos los grupos.


En los jóvenes: Mayor estado de agresividad y rebelión, que poco a poco deriva en otro de marginalidad, el desempleo se vive como un fracaso que puede predisponer a la depresión, reducir su círculo social y aumentar su pasividad.






Suelen recluirse en casa, ver la tele, tienen vergüenza ante la familia y amigos. Irritabilidad, trastornos psicofisiolóticos, problemas digestivos, dermatológicos. Piensan que ellos son los culpables de estar en paro.



Las personas más adultas: Pasan por varias fases. Una primera de shock, donde se experimenta desorientación, confusión ante lo sucedido y miedo, pues componen todo un núcleo familiar siendo padre o madres que llevaban el sustento al hogar.





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